La Esclerosis Múltiple es una enfermedad totalmente incierta. Pero no todo es incierto en ella: también hay cosas muy ciertas, como lo mucho que puedes aprender del diagnóstico. En mi caso, 9 innegables lecciones:
1
Que tener una actitud positiva ante la vida sólo depende de mí. Y que no se trata tanto de saber cómo hacerlo, sino de estar dispuesto a no dejar de intentarlo.

2
Que estoy rodeada de personas increíbles que no ven la EM cuando me miran. Y que un abrazo es siempre una gran forma de decir “estoy contigo” dándome esa extraña sensación de que el miedo, compartido, se transforma en otra cosa.

3
Que nada, ni siquiera un diagnóstico como este, puede cambiar quien soy. La Esclerosis Múltiple puede cambiar muchas cosas de nuestra vida, pero no puede cambiar la capacidad de luchar contra ella, las ganas de disfrutar de cada momento, y aquellas pequeñas manías, pasiones y rarezas que lejos de ser perfectas, nos hacen únicos/as.

4
Que Stephen Covey tenía razón al decir que “lo más importante en la vida es que lo más importante, sea lo más importante”. Hay cosas demasiado importantes como para perder el tiempo intentando solucionar otras que no lo son.

5
Que aunque me repartieron estas cartas, jugaré la mejor partida que pueda y repetiré la jugada hasta que salga ganadora, sin frustrarme en el intento.

6
Que cada vez que sonrío, ella se hace más pequeña y le dejo menos espacio para campar a sus anchas por lo que pienso, o lo que hago.

7
Que el miedo se puede vencer y que estoy y estaré preparada para luchar las veces que haga falta, cuando haga falta.

8
El poder que tiene una caricia de cambiar el rumbo del día.De que lo malo parezca menos malo y de que todo puede ir a mejor.

9
Que no puedo cambiar el pasado ni el diagnóstico, pero puedo influir en todo lo que me pasará a partir de ahora.Cada uno tiene en su mano el único lápiz capaz de escribir esa historia

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